Hoy podría ser un día triste, el trabajo, esfuerzo e ilusión no se han visto recompensados, Córdoba no será capital europea de la cultura en 2016. Pero a diferencia de ello, hoy comienza una nueva etapa, así lo deseo.
Ayer y sobre todo hoy, en plena resaca, desolación y tristeza, se vislumbra el futuro, el coraje de una ciudad que lucha por salir a flote.
Ayer y sobre todo hoy, en plena resaca, desolación y tristeza, se vislumbra el futuro, el coraje de una ciudad que lucha por salir a flote.
Desde que tengo uso de razón, si alguna vez la tuve, he escuchado a mayores, iguales, trabajadores, estudiantes, profesores, empresarios, amigos, familiares, etc… decir que Córdoba es diferente, que no sabe venderse, que tenemos al lado a una gran ciudad capaz de venderlo todo, hacer suyo cuánto le rodea, mientras nosotros en Córdoba, entre nuestros vecinos nos boicoteamos, despreciamos y no hacemos aprecio a la riqueza de esta ciudad. Ciudad que rezuma cultura por los “4 costaos”. Sólo lo positivo suma, cuando dejemos de hablar de la crisis saldremos de ella, mientras tanto viviremos lamentándonos, justificando todo lo que sucede, mirando y culpando a otros de lo que acontece fuera, en vez de analizarnos por dentro y sentirnos responsables y parte fundamental para promover un cambio.
Y para esta ciudad, cómo en el marketing (al que va dirigido este blog) no hay mejor estrategia que la unión, el sentimiento, el orgullo, coraje, esfuerzo y el trabajo bien hecho. Un departamento de marketing podrá marcar la estrategia perfecta, pero si el resto de la empresa no se compromete, no se vincula, no se integra, ni se implica, raramente llegará a buen puerto.
Hoy comienza un nuevo día, una nueva etapa. El impulso y motor de desarrollo no nace de un título, sino del orgullo, sentimiento y unión de una ciudad y por primera vez en 32 años, lo he palpado. Córdoba no es 2016, Córdoba es Eterna.
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